El arte egipcio es peculiar ya que se mantiene con los mismos cánones y modelos de representación por más de 3 000 años, como así prueban estos dos bustos de funcionarios, uno del imperio medio y el otro de la baja época. Con más de mil años de diferencia en las fechas de su realización, presentan las mismas características como son la frontalidad, la impersonalidad y el hieratismo. Ambos funcionarios se representan con el torso desnudo y sin atributos. Estas dos esculturas tratan de resaltar la función de las personas dentro de la sociedad y no sus caracteres personales.